Días atrás estuvimos en la playa cerca de Barcelona.
Llegó un grupo de unos 15 guiris quinceañeros. Se instalaron con normalidad.
Hasta ahí, todo correcto.
Cuando nos dimos cuenta -todos los que estábamos allí-, los chavalines se estaban "lavando" en el mar; unos a otros se frotaban la espalda con agua y así se quitaban la pintura con la que se habían "tatuado" para la "nit de Sant Joan". El agua se ponía sucia, asquerosa. Imagino que se darían cuenta ellos mismos porque dejaron el empeño; pero seguro que en su país nunca se les ocurriría hacer lo mismo.
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