
Hace años estuve al frente de un programa de radio en una emisora pirata por un tiempo.
Desde el primer día en antena, los lunes se convirtieron en mi día preferido: de 20 a 22 h, y luego de 22 a 24h.
Desde la mañana algo me decía que cada lunes era un día especial; preparar el programa, confirmar a los invitados.
Luego, la realidad era superada por la improvisación; incluso muchos de los participantes fueron actuados y/o imitados. Empezamos Natalia -ahora retirada en vida monacal- y yo; más tarde ella dirigió su espacio "Extraña en la noche".
Como siempre me gustó tener cierta distancia con la cabina, Nando Amado se convirtió en mi mano derecha musical: mezclando y dando paso a invitados, cuñas, efectos.
En cierto momento también Nando se independizó.
Ahí entró Rikki. Mi alter ego, el elemento sensato y culto.

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