Lo del Cruising como fenómeno de lucimiento automovilístico a baja velocidad nació -cómo no!- en Estados Unidos.
Recuperó grandes coches de los años 40, 50 y 60 para pasear a ritmo lento por los boulevards y avenidas, a ser posible a techo descubierto. Los modelos convertibles eran posiblemente los más solicitados y admirados.
Con las Harley ha ocurrido siempre. No es una moda.
Circulan sin prisa, manteniendo una velocidad de crucero estable. El contrapunto lo pone su inimitable escape.
Mi madre me hablaba en ocasiones del tío Walter, quien gustaba de pasearse con la suya por la orilla del Lago Maracaibo. Hace muchísimos años.
Creo o imagino haber visto alguna foto de él sobre su montura, vestido con ropa tipo safari.
Para mí este tío Walter fue desde pequeño un mito. Una especie de héroe desconocido.
Cuando me cruzo con alguna o me adelantan, suelo recordarlo y quisiera igualmente manejar una.
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