
Matrículas.
Una, del 127 que tuvieron mis padres durante unos cuantos años, después del "demodé" Mercedes 190D de 1955. Demodé que ahora triunfa nuevamente como clásico; un clásico sorprendente por lo vetusto. Pesaba casi 2toneladas.
De eso, a un Seat 127 había un abismo que no entendí hasta ver que ellos ya se hacían mayores, demasiado para 2tn.
Mis sobrinos fueron los que más vivieron ese coche durante los veranos.
Y recuerdo el viaje INTERCONTINENTAL casi que hicimos hasta Alemania en 1977. Mamá conducía más rápido, más ágil; se dejaba llevar por la música que sonaba repetidamente en el radiocassette. Mi padre llevaba un ritmo más calmado y conservador, sin riesgos ni emociones al volante.
Llegamos a Barcelona como inmigrantes cargados de bártulos. Incluso hubo que comprar una baca para el techo, y enfundar la cantidad de cosas que llevábamos sobre nuestras cabezas para protegerlas del sol, de la lluvia, de los mosquitos, de la carretera.
Hay fotos que dan fe de lo que hablo.
La otra matrícula, la de mi primer coche. Bueno, no exactamente mío. Se lo habían prestado a largo plazo a mamá, a Pelusa..ellas lo compartían mientras el Ford Escort pasaba meses en un taller de la calle Enamorados.
Terminó en mis manos cuando tuve el carnet de conducir.
Era una delicia y una tortura. Lo permitía todo y daba mucho.
Reparaciones cada mes, también. O cada dos.
Pero es un vehículo inolvidable con cantidad de historias que contar.
Ahora está en el Parking del Cielo. Con los mejores coches de la vida.
Dyane6.

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